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El culto a la Virgen de Guadalupe

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Se calcula que en 2018 asistieron a la basílica de Guadalupe más de diez millones de peregrinos, provenientes de México y del extranjero multitudinariamente. La Virgen de Guadalupe es venerada  tanto en México como en otras partes del mundo, sin embargo en México el Guadalupanismo  forma parte de la identidad nacional y es un elemento cohesivo en una sociedad tan diversa y dividida por sus circunstancias históricas.

Según la tradición popular, el 12 de diciembre se conmemora el milagro de la 4a aparición de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego. La celebraciones en la Basílica de Guadalupe comienzan desde el 11 de diciembre a las 18:45 hrs. con la serenata popular a la Virgen de Guadalupe, seguida de homenajes hasta las 24:00 hrs. cuando se entonan las Mañanitas. Toda la madrugada y hasta las 20:00 hrs. del 12 de diciembre continúa una serie de misas, la más importante de ellas es la dedicada a la Celebración y Bendición de las Rosas al medio día.

Desde mediados del siglo XVII hasta la fecha, el culto Guadalupano se ha expandido constantemente y es parte importante de la vida cultural y social de nuestro país. Aquí te contamos un poco sobre su origen y el mito.

Ermita en el Tepeyac dedicada a “la madre de Dios”

El culto a la Virgen de Guadalupe inicia en los primeros años después de la Conquista (ca.1525), cuando frailes franciscanos establecieron una ermita en el cerro del Tepeyac, donde antiguamente había un santuario prehispánico, en el que se veneraba, entre otras deidades, a la diosa Tonantzin Cihuacóatl, iniciando así un proceso de sustitución devocional hacia la Virgen María. A mediados del siglo XVI (unos 30 años después) la sagrada imagen fue bautizada con el nombre de  Guadalupe haciendo clara referencia a la Virgen extremeña de Las Villuercas, que en ese momento era la devoción mariana más importante de España y recibía legados como agradecimiento por los favores recibidos e intermediación divina. El estratégico bautismo favoreció el incremento de devotos, quienes le atribuían poderes milagrosos, sin que en ese momento creyeran que la imagen misma era producto de un milagro.

La pintura de la Virgen se realizó conforme un modelo iconográfico medieval (inspirado en La Virgen en la Gloria, 1420), atribuida al pintor indígena Marcos Cipac Aquino, quien fue formado en un colegio de artes y oficios a la usanza europea, fundado por los franciscanos para  cubrir su  demanda de pinturas, esculturas, etc. La adaptación de Cipac tiene un peinado similar al de las indígenas casadas nobles (de raya en medio con el cabello pegado a las sienes), ojos oscuros, un manto sobre la cabeza, y las manos en posición orante.

La narración aparicionista

La leyenda de Juan Diego surgió entre los indígenas durante la segunda mitad del siglo XVII gracias a las versiones escritas en náhuatl del Inin huei tlamahuizoltzin y el Nican Mopohua. El primer documento fechado, en el que se describe la secuencia de apariciones es de 1648 y lleva por título “Imagen de la Virgen María, Madre de Dios de Guadalupe”,  escrito por el teólogo Miguel Sánchez:

«A principios de diciembre la Virgen se apareció cuatro veces, en el cerro del Tepeyac a Juan Diego, un indígena vecino de Cuautitlán.

En las dos primeras apariciones, la Virgen pidió a Juan Diego que informara al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que quería que le construyera una iglesia en el lugar de las apariciones para que ella se convirtiera en patrona de los novohispanos y su intermediaria ante Dios. Zumárraga no creyó en la historia, así que le pidió una prueba de que lo que decía era verdad.

La Virgen mandó a Juan Diego a que en la parte alta del cerro del Tepeyac cortara rosas de Castilla para que se las llevara al obispo. Juan Diego recogió las flores en su tilma, una manta de algodón que llevaba anudada a los hombros; al extenderla frente a Zumárraga, las flores cayeron al suelo y la imagen de la Virgen quedó estampada en la tela.

En la quinta aparición, esta vez a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, la Virgen realizó su primer milagro: curó a Bernardino de la peste. Convencido ante los milagros, Zumárraga mandó construir la iglesia en la que depositó la tilma con la imagen, atribuida a los ángeles o incluso a Dios mismo.»

A partir de la obra de Sánchez la narración se popularizó y se incorporó a los sermones y a la catequesis, y a lo largo del tiempo, se fusionó con el culto hasta volverse inseparable.

Fuentes:

www.gaceta.unam.mx/virgen-de-guadalupe-la-devocion-cristiana-que-mas-crece-en-el-mundo/

www.mexicodesconocido.com.mx/que-celebramos-el-12-de-diciembre.html

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